Gran Oriente de Francia, 1563
LOGIA ROSARIO DE ACUÑA

Recordando a Rosario de Acuña

Hace un año nos encontrábamos ante la casa de Rosario Acuña para recordarla. Desde que nuestra logia existe, 16 años ya, hemos venido cada mes de mayo honrando la memoria de esta mujer dueña de una personalidad inabarcable. Recuperamos así una vieja costumbre de la población obrera, que acababa cada Primero de Mayo entregándole un ramo de flores tras recorrer el sendero que llevaba hasta su casona del Cervigón. Todos, ayer y hoy, rendimos el agradecido homenaje en un mes en el que, en 1923, la ilustre defensora de los trabajadores, de las mujeres y del librepensamiento inició el viaje al Oriente Eterno.

Hace justo un año recordábamos que Rosario Acuña encarnaba maravillosamente y de forma perfecta los ideales masónicos; que en ella palpitaba la vida de la libertad, de la justicia, de la fraternidad. Lo ejercía como una realidad viviente, no como una abstracción del pensamiento, sino de una forma enérgica, activa, llena de promesas de redención y de esperanzas de felicidad. Con un lenguaje lleno de nobles sinceridades, con una altivez indomable que plasmaba en cada una de sus líneas, con ese entusiasmo vehemente que la hacía despreciar todo lo convencional y, al mismo tiempo, lleno de generosidad y de austeridad. Con un corazón que con vigorosa fuerza, quería romper las cadenas que lo aprisionaban.
Y hoy estamos aquí de nuevo. No ante su casa, sino en nuestras casas; no acompañados por nuestros amigos del Ateneo Obrero de Gijón y de tantas asociaciones que mantienen viva la memoria de una mujer universal. Tampoco están hoy los hermanos y hermanas de otras obediencias, ni de otras logias del Gran Oriente de Francia. Pero sin embargo estamos aquí porque todos y todas seguimos guardando el respeto y la memoria en medio de la tensión de un confinamiento, acosados a veces por el miedo que ha despertado la enfermedad. Estamos porque queremos seguir viviendo y, sobre todo, porque las generaciones que tomen el testigo de la lucha por el progreso social, no deben ignorar el origen común que nos une a cuantos hombres y mujeres nos han precedido.
La Logia Rosario Acuña no desfallece hoy como no lo hacen quienes creen que no cabe el desaliento; También por esa razón estamos aquí, defendiendo la libertad de conciencia en un mundo en el que late con fuerza el corazón de los mismos demonios que tan bien conoció Rosario Acuña. Dejar de recordarla en mayo, dejar de contemplar la figura histórica de esta mujer, representaría abandonar la convicción inamovible que defiende la libertad, la igualdad y los lazos que han de unir a todos los seres humanos en la dura lucha por conquistar la vida.

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