La mujer y el GODF
El que se plantee aún esta cuestión es suficientemente revelador del hecho de que aun queda mucho camino por recorrer para lograr una real aplicación del principio de igualdad también en este ámbito, el masónico. La participación de las mujeres en la Francmasonería es escasa. Se estima a partir de los miembros censados en las diferentes organizaciones mixtas y femeninas, que sólo entre un 20% y un 25% de los componentes de los diversos talleres son mujeres.
En su nacimiento la integración en la Francmasonería estaba reservada exclusivamente a los hombres por entenderse que las mujeres, colocadas siempre bajo la tutela o dependencia de sus maridos, hermanos o padres, carecían de la libertad mínima y exigible para formar parte de esta sociedad.
No obstante lo anterior, en el propio siglo XVIII comienza ya a plantearse la cuestión de la incorporación de las mujeres a la entidad, y será así como surjan las primeras logias “de adopción”, talleres masónicos creados específicamente para las mujeres, pero dependientes siempre de logias masculinas.
Así las cosas, la masonería exclusivamente femenina no se conocerá hasta entrado el siglo XX. Y la mixta, aquella en la que hombres y mujeres ingresan y trabajan en igualdad de condiciones en el seno de la logia, no verá la luz hasta finales del siglo XIX. Por el contrario, la masonería anglosajona, continúa a día de hoy sin reconocer la posibilidad de que las mujeres puedan ser francmasonas.
En lo que concierne al G.O.D.F., también a finales del siglo XIX comenzará a debatir la cuestión. La práctica que la Obediencia ha llevado a cabo desde su fundación ha sido la de mantener una estructura estrictamente masculina y, durante un buen tiempo, optará por reconocer la cualidad de masona a la mujer iniciada, compartir trabajos con las componentes de talleres mixtos y femeninos o favorecer la promoción y desarrollo de éstos.
Comprendiendo la razón de ser de otras organizaciones masónicas mixtas o femeninas, y habiendo colaborado incluso en la creación de alguna de ellas, la Logia Rosario Acuña, como otras muchas dentro del G.O.D.F., no compartió un uso excluyente que, por otra parte, no tenía respaldo en unos Reglamentos de la Obediencia que nunca habían prohibido la iniciación femenina. La primera mujer francmasona del Gran Oriente de Francia será Olivia Chaumont, persona transexual. Y las primeras iniciaciones de mujeres se producen en el año 2008, y en el año 2010 los delegados de la Obediencia, reunidos en asamblea en Vichy, votan mayoritariamente que no cabe en modo alguno impedir la iniciación de las mujeres. La Logia Rosario Acuña fue la primera del GODF en España que realizó una iniciación femenina el día 4 de octubre de 2010. A día de hoy, bajo el techo de nuestro Taller, no hablamos ya sino del ser humano.