La Francmasonería moderna tiene sus raíces en lo que en España llamamos Ilustración o Siglo de las Luces. Podría decirse que  esta institución es el resultado de una transformación operada mediado el siglo XVII en las antiguas sociedades gremiales, que llevaron a éstas a convertirse en espacios de reunión, indagación y reflexión filosóficas, e intercambio de ideas en un momento en el que en Europa aun no se conocía un régimen de libertades públicas.

La unión de cuatro logias en Londres dará paso a la creación en 1717 de la primera Obediencia de la que se tiene conocimiento. La Francmasonería será inmediatamente llevada consigo por los estuardistas que abandonan Inglaterra camino del exilio. Y es así como en 1728 aparece la primera estructura masónica independiente con carácter “federativo” fuera del suelo inglés. Sucederá en Francia, donde se constituirá lo que se conoce como Primera Gran Logia de Francia que, en 1773, adoptará en medio de un proceso de refundación la denominación “Gran Oriente de Francia” (G.O.D.F.).

Existe en el G.O.D.F. una tradición caracterizada por el cuestionamiento de las verdades absolutas y preconcebidas. La iniciación masónica se concibe así, con este horizonte, como el punto de partida de una experiencia que pretende, a partir de la interrogación constante, recorrer un camino que tiene como objeto  la emancipación de la persona a todos los niveles. En la historia, la materialización de este planteamiento llevó, en un primer momento, a que a lo largo del siglo XVIII las Logias se abrieran a personas practicantes de diferentes credos religiosos, pero en el siglo XIX será el Gran Oriente de Francia el que dé un paso más, proponiendo la iniciación masónica a todas las personas respetuosas de lo que se conocía como “ley moral” según la letra de las Constituciones de Anderson enunciadas en 1723. En 1877, el Gran Oriente suprimió la obligación para sus miembros de aceptar la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Este hito marcó el nacimiento de lo que conocemos como masonería adogmática.

A lo largo del tiempo son muchas las personas que han trabajado en las Logias del Gran Oriente de Francia, y están entre los artífices de la construcción del moderno sistema democrático o de la promoción del laicismo en nuestra sociedad. Hoy, bajo esta obediencia de carácter internacional y de origen francés, repartidos en casi 1200 logias por diferentes países, trabajan más de 53.000 hombres y mujeres.

La historia del G.O.D.F. es, en definitiva, el resultado del compromiso asumido por quienes lo integran para lograr la materialización de los valores que constituyen la seña de identidad de la Francmasonería: Libertad, igualdad y fraternidad.