Para quienes formamos parte del Gran Oriente de Francia (GOdF), son nuestra Constitución y Reglamento los que, siendo textos que recogen una voluntad soberana libremente expresada, definen de qué estamos hablando cuando nos referimos a la Francmasonería.

Para nosotros se trata de una institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; una institución que trabaja por la mejora material y moral, y por la perfección intelectual y social de la humanidad.

La Francmasonería tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto a los demás y a uno mismo, así como la Libertad absoluta de Conciencia (1).

Considera las concepciones metafísicas como dominio exclusivo de la apreciación individual de cada uno de sus componentes y, en consecuencia, rechaza toda afirmación dogmática.

Tiene una divisa bien conocida: Libertad, Igualdad, Fraternidad. (2)

Y otorga además una importancia fundamental al principio de laicidad.

1 La Francmasonería ni es deísta, ni atea, ni agnóstica. Como institución afirma y practica la solidaridad humana, y es ajena a cualquier dogma o credo religioso. Tiene por único principio el respeto absoluto de la Libertad de Conciencia.

2 La Francmasonería, tal como la entendemos y vivimos,  abre ampliamente las puertas de sus templos a todas opiniones y a todas las concepciones filosóficas, morales o sociales,  y está en contra de  cualquier clasificación de los francmasones en categorías de intereses, de opiniones o doctrinas, considerando que esto atenta  contra nuestros principios, nuestras normas y  las tradiciones de la organización.