El retorno del Gran Oriente de Francia a Asturias no puede entenderse sin contemplar el regreso de la propia masonería a nuestro pequeño país.

Con la recuperación de la democracia en España, Asturias conocerá una primera experiencia masónica en el año 1993, de la mano de una organización completamente “salvaje”, esto es, no reconocida por ninguna otra obediencia masónica, sin relaciones externas, completamente autárquica. Hablamos de la Gran Logia Masónica Asturiana, que se desarrolló muy rápidamente y que con la misma rapidez se disolvió. De aquel proyecto surgirán los protagonistas de otras nuevas experiencias masónicas: El primer intento de creación de una Logia Rosario de Acuña en Oviedo, al amparo del Gran Oriente Español Unido, o la resucitada Logia Amigos de la Naturaleza y Humanidad, también de muy corto recorrido en el tiempo.

El fracaso de estos primeros proyectos  obliga al pequeño grupo de masones “superviviente” a buscar el amparo de una Obediencia en la que la vocación social de la acción de las logias no sea algo excepcional. Coincide que los interrogantes que se plantean en Asturias también han surgido en otras partes de la península, y así se tiene conocimiento de que en Valencia la Logia Blasco Ibáñez se ha federado en el seno del Gran Oriente de Francia. Los contactos con los miembros del Taller valenciano permitirán que el irreductible grupo gijonés pase a formar parte de aquel taller y constituyan el Triángulo Rosario de Acuña, recuperando el nombre de la librepensadora gijonesa de adopción para encauzar el nuevo proyecto.

La andadura del Triángulo comenzará en el año 2000 con el apoyo de los Hermanos de la zona del Levante pertenecientes a las logias Constante Alona y Blasco Ibañez, que se desplazarán hasta Madrid en multitud de ocasiones para realizar las ceremonias de iniciación de los profanos, quienes a su vez hacen el mismo viaje desde Asturias. El pequeño núcleo fue haciendo así su camino; ampliando progresivamente sus efectivos a partir del pequeño grupo que, proveniente de experiencias anteriores, sirvió de arranque. Serán tiempos muy difíciles: Los trabajos tendrán lugar en hoteles, casas particulares e incluso lo que fue una antigua capilla –hoy de propiedad municipal- servirá a los fines de un grupo que año tras año irá creciendo.

Todo el trabajo dará fruto el 29 de enero de 2004, fecha en que el Consejo de la Orden del Gran Oriente de Francia otorgará el visto bueno para la creación de una nueva Logia en Gijón. Ésta, llevará el nombre de la librepensadora Rosario de Acuña y comenzará su actividad el 1 de Mayo del mismo año.