El último censo de miembros del Gran Oriente de Francia arroja un resultado de 53.000 personas que trabajan en las casi 1,200 logias de la organización. El funcionamiento de una entidad tan compleja se articula a partir de la puesta en práctica  de la separación de los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, siempre  según un sistema de elección, control y renovación riguroso y exigente que recogen las Constituciones y Reglamentos de la entidad.

Esta separación de poderes aparece en tres niveles diferentes representados por un lado por la Logia, por otro por las Asambleas Regionales y por último por la Asamblea General, también llamada Convento.

El G.O.D.F., es una institución que ejerce la parte fundamental de su poder legislativo, y sus decisiones presupuestarias a través del voto de los delegados de las logias reunidos en esa Asamblea General o Convento.

El Consejo de la Orden, poder ejecutivo, administra los intereses materiales y morales de la obediencia y cumple los mandatos que le da la Asamblea. Ejerce su misión y se responsabiliza colegiadamente de las decisiones y actuaciones que acuerda.

Los Congresos Regionales eligen por tres años a los miembros de la Comisión Nacional de Solidaridad Masónica (CNSM), que se ocupa de apoyar a los miembros que puedan atravesar dificultades económicas o de otro tipo. También eligen a los miembros de las instancias judiciales, encargadas de resolver los eventuales conflictos internos que puedan plantearse en el seno de los Talleres o en otros estamentos.

El G.O.d.F,  utiliza para su desarrollo y organización elementos tales como las Constituciones y el Reglamento General; y también otras pautas fijadas por el uso y costumbre, transmitidas oralmente, que algunos llaman Tradición y que conocen también lentas evoluciones.

El G.O.d.F.  es en definitiva una institución de derecho en la que la arbitrariedad está excluida, regulada por normas escritas que  se inscriben en un Reglamento General, verdadero libro de la ley para todos sus miembros.