Los Francmasones aspiran a conocer la Verdad. Para alcanzar la Verdad es inevitable empezar por el punto de partida: uno mismo.Conocerse a uno mismo conlleva superar los propios prejuicios y derribar los dogmas que nos invisten. No sabemos lo ardua que es la tarea de conocerse hasta que nos ponemos a ella. La logia te enfrenta a tu mayor enemigo: tú mismo; te pone delante del espejo y te obliga a sostener tu propia mirada.
Por muy superficial que sea el examen a menudo no nos gusta lo que vemos, pero sabemos y nos reconforta que en el camino por el perfeccionamiento personal contamos con el apoyo y la comprensión del resto de Francmasones.
Con los Hermanos de la logia se comparten afinidades, debates y trabajos. El trabajo mejora la persona, la sociedad y al francmasón. No todos sirven para francmasones porque no todos están dispuestos a comprometerse y trabajar.
Las logias son ecosistemas de extrema fragilidad. Los tiempos modernos son poco propicios para el compromiso masónico.
Mantener viva la llama y los ideales de la francmasonería es un ejercicio tan arduo y necesario como el de intentar conocerse a uno mismo, para alcanzar la perfección y acercarse al calor de la Verdad.