Los trágicos atentados que acaban de ensangrentar Bruselas nos recuerdan que nuestras sociedades son el objetivo de un odio y de una violencia cuya erradicación llevará más tiempo del que viviremos en este mundo cada vez más devastado.

Las democracias tienen enemigos contra los que hay que saber luchar: los defensores del Islám político. Éste se aprovecha de una juventud demasiado a menudo desarraigada. Esto debe hacer reafirmanos, sin concesión, en los principios republicanos. Debemos movilizar a los ciudadanos al servicio del humanismo portador de la libertad, la igualdad, la fraternidad y la libertad absoluta de conciencia. Estamos muy unidos a él. De esta manera, paso a paso, haremos retroceder esta nueva barbarie que, desde nuestras propias fronteras, amenaza a toda la humanidad.

En estos momentos de aflicción, queremos expresar nuestro pesar a las familias cruelmente heridas y afligidas.»drapeau belge deuil