La defensa de la laicidad es una de la señas de identidad del GOdF. Para los francmasones del GOdF la separación del poder público respecto de los confesiones religiosas debe ser fehaciente y neutral. Las creencias religiosas, o el derecho de no creer en nada, forman parte de la conciencia de cada persona y como tal el derecho a practicar cualquier creencia religiosa debe ser garantizado por la ley, pero ni subvencionado, ni promocionado, ni sustentado por las instituciones públicas. No hay confesiones mejores ni peores que otras y la alusión a la tradición no puede ser un argumento válido para favorecer la prevalencia de ninguna sobre otra. La erradicación en la esfera pública de un aspecto que atañe sólo y exclusivamente a la conciencia de cada ciudadano garantiza esa neutralidad.
En todas las logias del GOdF hay un delegado de laicidad que detecta aquellos sucesos en que las instituciones religiosas tratan de influir en las instituciones públicas o reciben de éstas un trato de favor y por lo tanto injusto.
Hoy es 9 de julio. Hoy se conmemora un año más la ley que estableció en Francia la separación entre la iglesia y el Estado.
España necesita también una ley similar que respete y garantice la libertad absoluta de conciencia.

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