Con la llegada de la primavera aparece en la campiña las «Nomeolvides». Esta diminuta flor se acabaría convirtiendo, muy a su pesar, en un moderno símbolo masónico, acaso el último, por las vicisitudes de la historia.
En 1934, con la llegada de Hitler al poder en Alemania, los fracmasónes del la «Gran Logia del Sol» comenzaron a lucir esta flor en sus solapas para reconocerse entre ellos, relegando escuadras y compases y evitar así ser identificados como francmasones.
Años más tardes, en 1948, tras la caída de Hitler y su régimen, durante la Primera Convención Anual de las Grandes Logias de Alemania,esta pequeña flor azul, blanca y amarilla, fue adoptada como emblema masónico para honrar a todos los Hermanos que en las mas adversas circunstancias sostuvieron la Luz de la francmasonería.
Con la llegada de la primavera aparece en la campiña las «Nomeolvides». Esta diminuta flor se acabaría convirtiendo, muy a su pesar, en un moderno símbolo masónico, acaso el último, por las vicisitudes de la historia.
En 1934, con la llegada de Hitler al poder en Alemania, los fracmasónes del la «Gran Logia del Sol» comenzaron a lucir esta flor en sus solapas para reconocerse entre ellos, relegando escuadras y compases y evitar así ser identificados como francmasones.
Años más tardes, en 1948, tras la caída de Hitler y su régimen, durante la Primera Convención Anual de las Grandes Logias de Alemania,esta pequeña flor azul, blanca y amarilla, fue adoptada como emblema masónico para honrar a todos los Hermanos que en las mas adversas circunstancias sostuvieron la Luz de la francmasonería.
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